La claridad de los diamantes, que también es conocida como pureza, es un atributo muy importante porque indica la cantidad de inclusiones o imperfecciones que tienen los diamantes en su interior. Entre más inclusiones tenga, menos valioso será.
Los expertos han elaborado un cuadro de categorías para indicar cuál es el nivel de claridad de un diamante y estas van desde internamente puro (que son muy raros), pasando por inclusiones muy pequeñas, inclusiones pequeñas o significativas. Estas últimas se pueden apreciar aún sin lupa y pues bajan mucho su valor.
A este atributo también se le llama talla y se refiere a cómo se han trabajado en su simetría, acabado y pulido. Entre mejor corte presenten, de mayor calidad, serán sus reflejos. Así, cuando el diamante tiene un buen corte se consigue que refleje toda la luz que incide en él y esa es otra de las virtudes que aportan belleza a la gema.
Los cortes más populares son: brillante (redondo), princesa (cuadrado), esmeralda (rectangular), oval, pera o gota, corazón y marquesa.
El color también determina tanto la belleza de la piedra como el precio. Entre más se acerque a un estado incoloro más alto será su valor, entre más se aproxime a un color amarillo o marrón, menor será su costo. Sin embargo, también hay diamantes de colores que van desde el rojo, violeta, rosa, azul, hasta el verde, naranja e, incluso, el negro.
Se refiere al peso del diamante. Entre más pesado sea, más valioso será. Sin embargo, es conveniente que sepas que el valor del diamante se determina por la conjunción de las 4C, ya que si el diamante es grande, pero su claridad es poca, su corte es malo y su color es más amarillo que blanco, su valor será menor a uno de menor tamaño que tengas mejores cualidades en los aspectos mencionados.
Entonces, ya sabes por qué es importante que conozcas las 4C y para qué te pueden servir: ¡para elegir un diamante bello y de buena calidad!
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