El amor empieza con uno mismo, sólo después de amarte podrás querer tan fuerte como para poder regalar un diamante, y sellar un pacto de dos entes amorosos que combinan y fluyen por la vida juntos.
Amor verdadero se siente, y fluye por las venas. Ahí, cuando sientes que se abre un universo en tu estómago al ver a esa persona, sí, justo ahí, es cuando puedes entregar la muestra máxima de pureza cristalizada en un diamante.
Conceptos romantizados como “el amor verdadero”, “el primer amor” y “el amor para siempre”, no son como los pintan, los seres humanos estamos en un constante cambio de sucesos y de personas que nos rodean. Pero -porque siempre hay un pero-, también somos capaces de luchar por un enamoramiento y hacer invencible ese sentimiento.
Qué importa que no seas el primer amor, si ahora eres el único significado que un enamorado puede dar a esa palabra. Qué importa si una pareja no dura para siempre, si esto que vive ahora, cuenta como un sentimiento infinito.
Dicen que los cortes de un diamante esconden los reflejos y la pureza del corazón de quien los regala, y que representa al amor eterno por su estructura sólida y gran dureza, es por ello que se convierten en la gema ideal para momentos tan importantes como el compromiso de casamiento, los aniversarios de boda o cualquier demostración de amor puro y profundo.
Escribe tu propia historia real, con un "felices por siempre"... o con un "te amo hoy, tan profundamente como siempre".