Los diamantes son el material natural más duro sobre la tierra, por eso son considerados una gema que resiste el paso del tiempo sin perder valor o belleza. Su nombre proviene de la palabra “adamas” que significa “indestructible” y, gracias a este significado de fuerza, son la representación perfecta de un compromiso de por vida y de un amor sin fin. De esta manera, son ideales para concretar la promesa de una pareja enamorada y los favoritos para llevar en anillos de compromiso.
Además de su significado amoroso, transmiten el concepto tradicional de que el novio está dispuesto y es capaz de cuidar a la novia, así como de que tiene la solvencia económica necesaria para mantener con éxito su matrimonio.
El encanto de estas gemas es tan grande que existen museos, obras literarias y películas dedicados a ellas. Son objeto de deseo, tanto de hombres como de mujeres, y están consideradas como una de las piedras más bellas que se puedan poseer. Sus destellos iridiscentes, su claridad y limpidez, los vuelven fascinantes ante todos aquellos que los tienen frente a los ojos.
Un diamante siempre será un gran compañero. Ya lo decía Marilyn Monroe cuando afirmaba que los diamantes son los mejores amigos de una chica. Por siglos han acompañado a las damas y han tornado sus outfits de “algo aceptable” a “algo magnífico”. Los diamantes también tienen la virtud de resaltar la belleza natural, por ejemplo, unos pendientes o un collar de reflejos traviesos harán destacar los ojos y la sonrisa de cualquier mujer con elegancia y glamur.
Aunque los más conocidos o tradicionales son los diamantes redondos y transparentes, lo cierto es que hay una variedad enorme de cortes y colores: desde la talla brillante –que tiene la virtud de ser la que potencia más los reflejos iridiscentes-, pasando por el corte princesa (cuadrado), oval, pera y hasta corazón (el más romántico de todos); los colores también son diversos: rosas, azules, amarillos, verdes y hasta negros. Por opciones no paramos. Hay para todos los gustos, estilos y ocasiones.
Nada grita más la palabra “elegancia” que un diamante, debido a ello y a que a veces su precio es un poco elevado, se les sueles asociar con un estatus social alto y a generar admiración entre las amistades. Y, ¿por qué no decirlo?, en algunas ocasiones también despertarán un poquito de envidia.
Ya sea que primero los hayan lucido nuestras abuelas, después nuestra madre y en la actualidad nosotros, los diamantes jamás se verán como algo fuera de estilo. ¡Siempre están muy in!
La cualidad de dureza que mencionamos al inicio les ha dado la fama de inmortales. Como ningún material lo puede rayar (a excepción de otro diamante) tienen la posibilidad de durar en buen estado por muchos años. Sin embargo, debes tomar en cuenta que no son indestructibles: un golpe los puede partir o generar fracturas internas. Por ello, a pesar de ser un material de resistencia admirable, debes evitar exponerlos a impactos indeseables.
Los diamantes no son exclusivos para usarse en anillos, sino que quedan perfectos en cualquier tipo de joyas: aretes, pulseras, collares, gargantillas, etc. En la alhaja que imagines siempre serán una excelente opción. Y cuando los combinas con gemas como el zafiro o el rubí, el resultado es extraordinario.
Finalmente, los motivos para poseer un diamante nunca faltarán: para celebrar un evento especial, como recompensa a un logro obtenido, por el gusto de comprar algo bonito y especial, para dar una buena impresión en la reunión con los suegros y hasta para decir lo siento tras una pelea o discusión.